• Inicio
  • Tratamiento de adolescentes
  • Libros publicados
  • Psicoterapia Online
  • Tratamiento de adultos
  • Tratamiento de adicciones
  • CV
Compararse

Compararse

28 junio, 2020Fernando Pérez del RíoPsicología, VariosNo hay comentarios

Compararse

Fernando Pérez Del Río

En esta ocasión, intentaremos resolver un enigma. ¿Por qué cuando entablas conversación con un vecino portugués, este no tarda ni cinco segundos en decirte las mismas expresiones, por ejemplo: Portugal tiene el puente más grande del mundo, que si Portugal es el país que consume más bacalao del mundo… (sic). En nuestros vecinos corre la costumbre de una comparación maniqueísta e insidiosa. Sea como fuere, sabemos que a los buenos amigos, como a los portugueses, se les perdona todo y se les debe querer como son.

Cuando un padre tiene varios hijos, una de las cosas que puede hacer para fomentar la rivalidad y la mala envidia entre los hermanos, es tener buenas palabras para un hijo y no para el otro, o dicho de manera sucinta, por compararles a cada momento. 

En educación, casi como una regla reveladora universal, sabemos que detrás de unos hermanos que no hacen buenas migas o incluso llegan al verdadero odio, casi siempre, hubo unos padres que estuvieron comparándolos.

Presumir de lo que se tiene, chulear del dinero, de lo bien que uno investiga, del coche, de los juicios que se ganan, de mi tipo, no deja de ser un discurso de autobombo narcisista y a la par es un discurso más vacío que mi despensa. ¿Y si una persona se está comparando constantemente con los demás? ¿qué pensarían ustedes de ella? ¿Será un complejo Adleriano de inferioridad transformado en superioridad?

Como las malas hiervas, sabemos que comparase es muy aburrido puesto que no tiene fin, genera mucho malestar emocional, es poco inteligente por la incomodidad que genera y llega ser cansino del todo, es más, de alguna manera, cada vez que hablamos con una persona que compara ya sabemos lo que su imaginario nos va a decir como si tuviéramos una bola de cristal, al final, estas personas son del todo previsibles y generan pequeñas indigestiones: rivalizar por una playa a la que estamos mirando, (yo vi otra más bonita) por el master del hijo, rivalizar por la comida, por los vinos, por la ciudad donde nací (es que yo soy de bilbao), por las habilidades, por cualquier cosa. 

Allí hay más, aquí hay menos, allí menos, aquí más, nada puede resumir esto mejor que el discurso infantil de Epi y Blas.

Etiquetas: Autoestima, Educación, Relaciones

Entradas relacionadas

El problema es el amor

18 octubre, 2017Fernando Pérez del Río

La zona de confort, un dilema emocional.

6 julio, 2017Fernando Pérez del Río

Ensayo sobre la desigualdad

20 julio, 2017Fernando Pérez del Río

Deja un comentario Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Dirección

Dr. Fernando Pérez del Río. Consulta de Psicología C/ Vitoria Nº 17. Piso 8 Despacho 809. CP 09004 Burgos
679 77 55 35
fernandoperezdelrio@gmail.com

Redes Sociales

Email
Facebook
Twitter
LinkedIn

Categorías

  • Adicciones
  • Adolescentes
  • Comunitario
  • Educación
  • Enfermedad mental
  • Psicología
  • Sexualidad
  • Televisión
  • Varios

Contactos

Contactos

©Todos lo derechos reservados - 2017. Fernando Pérez del Río.