Niños adoptados
Los niños adoptados venidos de los países de la antigua ex Unión Soviética tenían una serie de características.
Al ser países socialistas, comunistas, el Estado proveía a las personas de todo lo necesario; esto conllevaba que el niño tenía cubiertas sus necesidades, cama, calor, comida, pero el trato personal y emocional era menor, o ninguno, de tal guisa que los niños venidos de estos países del este solían padecer privación emocional.
Asimismo, algo común en estos países era el alcoholismo de la madre. Estas carencias suele manifestarse con más claridad en la adolescencia: problemas en controlar la irritabilidad, (los niños adoptados no suelen ser conscientes de estos síntomas), hiperactividad, falta de habilidades sociales, problemas de aprendizaje, agresividad…
Todo este cóctel se ha denominado SAF (Síndrome Alcohólico Fetal) por la exposición al alcohol durante el embarazo. Es un tema que ha surgido esta década, puesto que la mayoría de adopciones se produjeron entre los años 90 y el 2000.
Por otro lado, los niños adoptados en países iberoamericanos, por ejemplo, presentaban otras problemáticas diferentes; sí solían recibir afecto pero la atención sanitaria fue más deficitaria hasta el día de su adopción.
El adoptado se enfrenta a decisiones que para nosotros son difíciles de imaginar.
En primer lugar tiene que aceptar y escoger a esos padres, quiero decir que los padres eligen al niño cuando le adoptan, pero lo que no se suele saber es que, después, el niño también tiene que elegir a esos padres y a veces no lo hace.
Otra difícil tesitura en que se encuentra un niño adoptado es si desea volver a su país y conocer a sus padres biológicos, con lo que puede implicar emocionalmente ese reencuentro.
Con no poca frecuencia estos niños suelen tener problemas en la escuela, en su el entorno, y al final nos encontramos con padres sobrecargados y desbordados.
Sea como fuere, los padres que adoptan deben estar bien formados, tener una buen red de apoyo, atesorar un cuidado afectuoso prolongado en el tiempo, relacionarse con sus iguales y trabajar codo a codo con profesores.