La hora del Ciber botellón.
En cuanto a las drogas, siempre hay cosas que están cambiando, por ejemplo hoy ya se venden caladas de porros, ¿quizá sea por la crisis?, y por si el lector tiene curiosidad diré que el precio está en 0,35 euros.
Antes la cosa rulaba o se compraba en grupo puesto que la cosa era compartir, ahora, más acorde al modelo neoliberal e individualista, se vende cada inhalación.
Hoy se da el caso de que un padre encuentre el contrato de compraventa de porros de su hijo, y sorprende, puesto que antes valía más dar la palabra; se entiende de este modo que ahora, ya no existe ese noble pacto de estrechar la mano y tener palabra.
Es más frecuente de lo que parece que un padre compre los litros de alcohol a su hijo para ir de botellón aunque este sepa de sobra que es ilegal su consumo.
O dicho de otra forma, corre por ahí la costumbre de que el padre, para asegurarse de que no consume una bebida adulterada, se lo compra él mismo, y así intenta controlar la cantidad que bebe su hijo.
También tenemos alguna evidencia de que el modelo de ocio está cambiando y cada vez hay más grupos de jóvenes que ya no practican el botellón; bien pensado, ahora practican ciberbotellón.
El empleo del ocio entre los jóvenes se ha bifurcado en otras opciones.
Como quiera que sea, ahora encontramos a una buena parte de ellos que se queda en casa con las TICs y no salen a beber.
No cabe juzgar que el consumidor problemático suele ser un consumidor solitario, aislado, y ahora más que nunca nos encontramos ante un mundo de solitarios pero conectados entre sí en su ciber aislamiento.
Ahora no beben, se pasan el día conectados sin salir de su habitación.
La relación exclusiva ya no es con la sustancia, la anestesia de la dependencia se establece con los medios, o bien, nos encontramos ante la exclusiva era del “show del yo”, un mundo de aparentes fragmentos de la vida de uno puestos en las redes sociales;
la anestesia es frente a una pantalla de estímulos, colores y sonidos y juegos, quedar solos para jugar en un mundo donde no existen ni la enfermedades ni la muerte, ni el paso del tiempo.
Estamos en la década del ciberbotellón.
Las cookies necesarias son absolutamente imprescindibles para que el sitio web funcione correctamente. Estas cookies garantizan las funcionalidades básicas y las características de seguridad del sitio web, de forma anónima.
Las cookies funcionales ayudan a realizar ciertas funcionalidades como compartir el contenido del sitio web en las plataformas de las redes sociales, recoger opiniones y otras características de terceros.
Las cookies de rendimiento se utilizan para entender y analizar los índices de rendimiento clave del sitio web, lo que ayuda a ofrecer una mejor experiencia de usuario a los visitantes.
Las cookies analíticas se utilizan para entender cómo interactúan los visitantes con el sitio web. Estas cookies ayudan a proporcionar información sobre las métricas del número de visitantes, la tasa de rebote, la fuente de tráfico, etc.
Las cookies de publicidad se utilizan para ofrecer a los visitantes anuncios y campañas de marketing relevantes. Estas cookies rastrean a los visitantes en todos los sitios web y recopilan información para ofrecer anuncios personalizados.
Otras cookies no categorizadas son aquellas que están siendo analizadas y que aún no han sido clasificadas en una categoría.