Fernando Pérez Del Río
El Gabinete
9 segundos atentos
Asistimos a una enorme paradoja, con solo dar a un botón podemos disponer de toda la información del mundo; en realidad pocas cosas pueden sonar tan atractivas, pero como el mal de las máscaras, asistimos a la cultura pecera, nuestra atención ha quedado cercenada a unos pocos segundos, según Bruno Patino, “la civilización de la memoria de pez”, se reduce a 9 segundos, miles de estímulos, alarmas, fotos, grupos de WhatsApp actúan como una cosechadora de la atención, estímulos que compiten por atolondrar nuestra atención incapaz de desechar tantos imputs.
Desde hace décadas los estudios apuntaban a una falta de concentración por la intrusión de las tecnologías, hace unos días encontré un titular que rezaba así: “Un asturiano de 13 años recibe 14.000 ‘WhatsApp’ después de tres días castigado sin móvil” 4600 WhatsApp al día, en fin, si dejamos a este extraordinario joven y atendemos al dato general, un 42,3% de las personas consulta la aplicación WhatsApp “continuamente”.
Según los estudios que hemos realizado esta década vemos que crece la tendencia a la falta de concentración y aumentan otras tendencias por ejemplo el quedarse en casa jugando en red. Así, en el año 2000 “estar con los amigos” en la calle, era la principal ocupación del ocio juvenil y en 2019 la tendencia es, a quedar con los amigos pero, cada uno en su casa delante del ordenador”.
Antes del Covid, sabíamos que el uso de las nuevas tecnologías ocupaba en muchos jóvenes prácticamente todo el tiempo de ocio; los jóvenes españoles tienen de media unas 28 horas de tiempo libre cada semana, y ahora, durante el Covid 19, el consumo de juegos online ha aumentado un 180%. Para muchos padres, el dejar a los hijos entretenidos con los videojuegos fue una tabla de salvación durante el confinamiento ¿Se ha normalizado el abuso de las tecnologías?
No podemos educar de la misma forma que hace 40 años donde el niño corría seguro por el pueblo con su idílica pandilla tipo verano azul. Y los padres, sobre todo los “varones” decían, -que el niño se eduque “solo”- déjale en paz-, ahora, veinte años después, los niños tienen un búnker tecnológico para eludir cualquier invitación hacia el exterior. ¿Les dejamos en paz?
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