Crítica del libro “El Islam no es lo que crees”

Dr. Fernando Pérez del Río

Crítica de “El Islam no es lo que crees”

Posiblemente la mayoría hemos leído ensayos excelentes, aburridos, incluso incomprensibles, a todo ensayo hay que darle una oportunidad pero, ¿qué podemos hacer cuando leemos un ensayo lleno de graves errores desde la primera página? Es el caso del ensayo “El islam no es lo que crees” del autor Abdelmunin Aya.

Decía Albert Camus “todas las miserias del hombre provienen de no hablar claro” así que, hablemos claro.

El autor del libro “El islam no es lo que crees”, sostiene que nadie ha sido excomulgado en el Islam, pero la realidad es que SÍ, Al-Azhar. Al-Azhar es una institución que constituye el mayor punto de referencia cultural y religiosa del mundo islámico y es garante de la ortodoxia sunní, ha expulsado a intelectuales como Nasr Abu Zaid profesor en la universidad de El Cairo, a la escritora y médico Nawal Al Sadawy, a Farag Fouda (que más tarde fue asesinado por esta expulsión). Incluso el Al Azhar tienen un Comité de expertos que se dedican a dicho cometido; expulsar a personas debido a sus ideas o actos.

En este libro sin prólogo se dice que a nadie se la ha negado el hacerse musulmán, pero tampoco es cierto, esta misma institución ha negado a coptos egipcios convertirse bajo el argumento de no provocar el enfado de la Iglesia Copta. Y me consta que se ha rechazado en muchos países, a hombres, que tenían como motivación el matrimonio con una mujer musulmana.

El autor dice que en el Islam no hay dogmas, como si los dichos de Mahoma no fueran dogmas, o incluso el velo, o comer cerdo, en fin…

Pero ¿qué hacemos cuando nos encontramos con un ensayo lleno de juicios de valor, imprecisiones, sesgos?; nos tomamos una manzanilla para intentar digerir el texto.

De otra mano, la editorial barcelonesa kairos ha caído bajo, podemos pensar que el editor no revisó el texto. Y ya se sabe, en tierra de ciegos el tuerto es rey.

Si queremos avanzar en el entendimiento cultural debemos como mínimo ser rigurosos.

Un texto puede gustarte o no, puede ser más o menos estético, pero es imperdonable que esté plagado de posicionamientos inflexibles, juicios de valor y no tenga ni rigor científico, ni teórico.