Desde el Minuto 24
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1 comentario. Dejar nuevo
Ruego que sigan haciéndose eco de este fenómeno social nuevo que se está produciendo en nuestro país desde aproximadamente el año 2017 y que ha explosionado durante la pandemia. Éste viene produciéndose a lo largo de la última década en países socio políticamente próximos, con resultados alarmantes para la salud física y emocional de niñas y adolescentes. La Dra. Litman, tras llevar a cabo un estudio exhaustivo del enorme incremento de casos en su entorno, lo denominó Disforia de Género de Inicio Rápido, que como bien argumenta la periodista Abigail Shrier en su libro Un daño Irreversible, se está produciendo a través de un contagio social, especialmente entre chicas que nunca antes habían manifestado ningún tipo de malestar con su identidad de género, aunque si venían sufriendo distintos trastornos emocionales causados por dificultades de relaciones sociales derivadas de vivencias y situaciones personales difíciles.
Como madre afectada puedo dar testimonio del sufrimiento de mi hija y de las causas que, en su caso, la llevaron a abrazar la ideología Queer: un profundo dolor debido al rechazo social, miedo a la exposición y expectativas de sus iguales masculinos; y un retiro al mundo virtual de la red social TUMBLR donde compartía su enorme capacidad para el dibujo, un lugar en el que se sentía alguien.
Puedo también constatar lo peligroso de la situación cuando una persona menor, muy afectada emocionalmente e inmadura para tomar decisiones trascendentes, es afirmada en su autodiagnóstico por profesores, psicólogos y médicos de forma inmediata, dando por finalizada cualquier otra terapia previa y dejándola sin el necesario acompañamiento para analizar su situación vital, y sin información rigurosa de las graves consecuencias para la salud que conlleva la transformación solicitada, con muchas prisas y de forma repentina, para cambiar la apariencia física de su cuerpo.
Han pasado más de cinco años desde que nos dio la carta que le dictaron, pero una vez nos alejamos de la terapeuta, con amor incondicional, espera prudente, respeto y mucho trabajo para reparar el vínculo que le aconsejaron romper desde las redes sociales, mi hija no ha necesitado avanzar más allá de la transición social que le facilitó el colegio. Aun así, seguimos viviendo con angustia que la influencia social y las leyes de este país la animen a continuar con la transición médica.
Quedo muy agradecida de antemano y confío en que puedan interesarse por mi testimonio, rogandoles que no publiquen mis datos.
Gracias