Aparentemente, el psicólogo en el tercer sector y el ámbito privado han permanecido durante años suspendidos de un hilo muy fino, balanceándose en una especie de limbo institucional. ONG, Fundaciones y Asociaciones, etc., donde, precisamente, trabajan más psicólogos que en el sector público y empresarial juntos.
Un intento por solucionar esta situación ha sido crear, un Máster de carácter sanitario, dando por supuesto que quienes lo cursen obtendrán el título de Psicólogo General Sanitario (PGS) que les capacitará para realizar actividades sanitarias. A los profesionales que llevan muchos años ejerciendo se les está homologando como psicólogos sanitarios tras justificar una formación postgrado de 400 horas en clínica, 100 de ellas prácticas. Al menos así lo dice la Ley 5/2011, de 30 de marzo, de Economía Social, la cual establece que los psicólogos que cumplan unos determinados requisitos formativos pueden obtener la habilitación para el ejercicio de actividades sanitarias.
Desconocemos por qué en España el psicólogo ha estado tantos años balanceándose en un marco de inseguridad; posiblemente hayan existido lobbies, intereses muy endogámicos, en fin… pero no es el motivo de este escrito. Sin duda, sea como fuere, es una excelente noticia que España se vea obligada a cumplir las exigencias de Bolonia.
Por fin podremos encontrar cierto equilibrio con nuestros vecinos, pues bien, en Portugal son cinco años los que se necesitan para poder ejercer, tres años de licenciatura más dos de máster de especialización, después deben realizar el estágio proffisional que consiste en 1600 horas de prácticas, tras estos cinco años se puede inscribir en “A Ordem dos Psicologos“ que le habilita para ejercer plenamente como psicólogos. En Italia debes estudiar tres años Laurea Triennale, más dos de especialización Laurea Magistrale, después de formarse durante cinco años un psicólogo en Italia está habilitado para ejercer plenamente sin limitación, en Francia tras cinco años igualmente se puede ejercer como psicólogo con plenas competencias. Es decir en todos los casos y salvo matices, son cinco años los que se requiere para ejercer sin limitación alguna, como es óbice, en todos los países es lo mismo, puesto que se adaptan a proceso de Bolonia, Processo di Bologna, bienvenido sea.
Como es fácil imaginar, las dudas e incertidumbres son numerosas. En primer lugar, ¿para qué estudiar un máster de los cientos que se ofrecen si luego no facilita al psicólogo ejercer su profesión? ¿Por qué motivo, entonces, se va a especializar en intervención en crisis, psicoterapia, mediación familiar o en adicciones y prevención si finalmente carecerá de oportunidades para aplicar sus conocimientos de forma apropiada? Es digno de particular atención que este cambio pueda suponer el fin de los numerosos másteres que se ofrecen en España.
RECOMENDACIONES
EN CONCLUSIÓN
Es posible delinear nítidamente algunas características que conforman el perfil de un Psicólogo General Sanitario dentro de las numerosas asociaciones asistenciales que hay en España. La formación del PGS que está prevista en los másteres, por ejemplo, enlaza perfectamente con el tratamiento integral bio-psico-social (a día de hoy el Marco de Poder Amenaza y Significado: un modelo alternativo a los sistemas diagnósticos habituales) que realizan la mayoría de las entidades y que a la postre es lo que necesitan los pacientes; siendo un profesional que también debe realizar tareas de prevención, trabajando para ello con las familias e incluso con los voluntarios, puesto que un psicólogo de asociación siempre ha sido en el fondo un psicólogo comunitario. Pero será el contexto de trabajo lo que terminará definiendo al PGS, ya que su formación será muy diferente si trabaja en Cáritas, con deficientes psíquicos, que si realiza psicoterapia en el ámbito privado.
Visto desde las organizaciones asistenciales. El Psicólogo General Sanitario es el profesional que trabaja la terapia y paralelamente debe estar capacitado para desarrollar la inserción socio-laboral, e incluso instaurar la participación democrática del paciente. El PGS debe partir de modelos basados en la adquisición de competencias personales y sociales, dando relevancia a las relaciones, a los tratamientos integrales y no parcializados, al apoyo grupal y familiar y a los grupos de apoyo mutuo y de compromiso en cooperación con toda la comunidad, así como a la colaboración de los voluntarios en los dispositivos asistenciales.
Vamos a intentar explicarnos. Lo que necesitan las entidades asistenciales hoy día, precisamente, es la diversidad de los psicólogos sanitarios con diferentes formaciones, es decir que hayan estudiado distintos másteres, ya sea de sexualidad, terapia de grupos, etc…
Los trastornos mentales, la discapacidad, exigen ir más allá de un modelo particular. Lo que posiblemente ha pasado desapercibido en este debate sea que la gran riqueza de los centros siempre ha sido la variedad en lo formativo; de hecho, durante décadas se ha promovido la formación en metamodelos que dieran cobijo a las diferentes formaciones de los psicólogos. En definitiva, es de gran valor que en una misma Entidad cada profesional, cada terapeuta, y en este caso cada psicólogo se pueda especializar en diferentes aspectos, y esta es la línea congruente que debe seguir la Psicología General Sanitaria.
Podemos admitir entonces y en buena lógica, que por el bien de los pacientes es mejor la variedad y la multiprofesionalidad. Bajo esta premisa, las opciones del Psicólogo General Sanitario serán mucho más variadas, pues se trata de inculcar la filosofía de la inclusión y no de la exclusión, sin olvidar algo que cada día cobra mayor importancia: que el nuevo Psicólogo Sanitario que ha estudiado un grado y se ha especializado con el Máster en un área determinada, es un psicólogo perfectamente homologable con el resto de Europa, lo que facilita el sano intercambio de profesionales con nuestros países vecinos.
En resumen, deseamos subrayar una vez más la importancia de respetar el contexto de trabajo, que es donde posiblemente se evidencien más las diferencias. Es decir, no se trata de limitar funciones y competencias sino de facilitar la integración del sanitario en los diferentes contextos. Sin lugar a dudas, el nuevo Psicólogo General Sanitario debe poder realizar con normalidad todo tipo de actividades sanitarias en lo privado, en el tercer sector, en los centros concertados y, tras aprobar la oposición de rigor, en lo público.
Se trata, en suma, de facilitar el movimiento, no poner más palos en las ruedas al tercer sector y a lo privado.
Por Dr. Fernando Pérez del Río. Dr. en psicología.
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