La rivalidad entre hermanos
Cuando preguntas a los padres si prefieren más a un hijo que a otro, de primeras te responden que no, pero si hurgas en la pregunta terminan reconociendo que prefieren a un hijo sobre otro.
En algunos casos intentan disimularlo y en otras las diferencias son clamorosas, llegan a ser incluso hirientes a ojos de otras personas.
Cuando los hermanos se llevan mal podremos deducir que los padres compararon a los hijos y los trataron de forma bien diferente: no es una regla matemática, pero podríamos decir que “casi siempre” se cumple.
El hermano/a querido está en una situación de clara ventaja y en pocas ocasiones es capaz de bajar de ese pedestal de beneficios para comprender a su hermano, el “no escogido”, el no tan querido, el insultado.
Por el otro lado, el hijo no querido tendrá que realizar la llamada travesía del desierto, deberá luchar con tesón para encontrar confianza en otros lugares y con otras figuras de apego, tendrá que salir del odio y gestionar sus emociones para sentirse querido y querer sanamente, un proceso emocional que en ocasiones dura toda la vida puesto que el haber oído frases como “preferiría no haberte tenido”, “quería una niña y salió un niño”, “mira qué bien lo hace tu hermano, cuanto sabe y qué listo es y mírate tú”, etc. deja mella.
Recuerdo el caso de una familia: la madre dejó la herencia (salvo la legítima estricta) a uno de sus hijos, pero este (el heredero y afortunado) se dio cuenta de que si aceptaba esa herencia el veneno y el odio traspasaría y saltaría de generación a generación. Ese regalo envenenado era una atadura y una lealtad invisible, así que su astucia le hizo renunciar a los beneficios y compartirlos con su hermano. El hermano “no querido” dijo que daba igual… Realmente no sé qué ocurrió al final, si el hijo “no querido” aceptó la herencia o no, pero lo que está claro es que el simple hecho de que el preferido por los padres y heredero decidiera compartir el dinero era suficiente para llevarse bien con el otro el resto de la vida, y de hecho los hermanos hoy por hoy se llevan muy bien. Lo llamativo es que consiguieron no traspasar de mano el cáliz envenenado que venía de la anterior generación. En definitiva, estos hermanos frenaron la rivalidad.
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